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El Kudamm en Berlin.

Paseando por el Kudamm de Berlín

Paseando por el Kudamm de Berlín

El Kudamm en Berlin. , ,

De paseo por el Kurfurstendamm, el bulevar berlinés por excelencia

El Kudamm es uno de esos sitios fascinantes de Berlín, llenos de historia, que, sin embargo, muchos visitantes y turistas no llegan a conocer jamás. 

Ni tan siquiera llegan a saber de su existencia. Y es una verdadera lástima, porque vale mucho la pena descubrir este espacio tan propio de la capital alemana.

El lugar que ocupa en la historia de la ciudad y todo lo que significó y significa para los berlineses amerita tomar un tiempo para pasear por este histórico bulevar. 

Desde luego, en ViveBerlinTours es una parada obligatoria en uno de nuestros tours, el Tour de Berlín Occidental.

Tan importante es, que incluso Hildegard Knef, la gran dama de la canción berlinesa en los años 50, intérprete de muchos de los grandes himnos de la ciudad, le dedicó una canción, con los siguientes versos:

 

“Extraño mucho el Kurfürstendamm

con ritmo, marcha y con jaleo berlinés.

Todo lo que fue bueno volverá

mientras el tiempo transcurrirá.

De la fortuna se pasa a la desgracia

y de la tragedia a la felicidad

y el mundo no para de girar”

Hildegard Knef también nos sirvió de inspiración para bautizar a nuestra entrañable “Hilde”, la icónica bicicleta-oficina de ViveBerlinTours. Más allá de esta simpática anécdota, a continuación te cuento algunos de los datos más interesantes en torno al célebre Kudamm berlinés, que seguro despertarán tu interés y curiosidad por conocer más sobre él. Allá vamos.

El Kudamm en Berlin.

KURFÜRSTENDAMM: UN NOMBRE TAN LARGO, QUE HASTA LOS ALEMANES LO ACORTAN.

El Kurfürstendamm actual se extiende a lo largo de 3,5 kilómetros del Berlín occidental. 

Sus primeros orígenes datan del siglo XVII, cuando se construyó un dique (Damm) en los suelos pantanosos de la región. ¿La razón? Para que el Príncipe Elector (Kurfürst) pudiera ir desde Berlín hasta su palacio de caza en Grünewald, sin contratiempos. 

Existen registros del uso del nombre Kurfürstendamm a partir del siglo XVIII. Lo más probable es que los berlineses empezaron a llamarlo Kudamm casi de inmediato. Es mucho más corto y no se te traba la lengua al decirlo.

A medida que Berlín fue creciendo, se extendió sobre estos terrenos pantanosos. Así el Kudamm dejó de estar fuera de la ciudad hacia finales del siglo XIX. Hoy en día es parte esencial de lo que los berlineses entendemos por el centro de la ciudad.

Desde la época en que la corte prusiana paseaba a caballo por una alameda sobre el dique, hasta el bullicioso y comercial Kudamm de hoy, han pasado muchos años y acontecimientos históricos de la ciudad y del país: la unificación de Alemania, la conversión de Berlín en una gran metrópoli, dos guerras mundiales, la división de Alemania con la Guerra Fría y la reunificación Alemana en 1990, entre otras.

El Kudamm ha ocupado un lugar relevante en todos estos momentos de la historia berlinesa.

OTTO VON BISMARCK QUIERE UN BULEVAR.

Cuando Berlín comenzó a crecer a pasos agigantados en el último tercio del siglo XIX, el «Canciller de Hierro», Otto von Bismarck, decidió intervenir en la planificación urbana.  Alemania acababa de ser unificada y Bismarck, su político más importante, anhelaba que las ciudades de Prusia fuesen dignas de una nueva potencia europea.

Sus deseos de grandeza no se limitaron solo a la ciudad de Berlín, sino también a ciudades vecinas cómo Charlottenburg, a la que administrativamente pertenecía el Kudamm por aquél entonces.

Así fue como en la década de los 80 del siglo 19, la zona aledaña al Kudamm pasó a convertirse en una de las direcciones más elegantes de Charlottenburg. La burguesía y los políticos locales se asentaron en la zona. Otto von Bismarck pudo ver cómo nacía el Bulevar del Kurfürstendamm.

3,5 kilómetros de largo y 53 metros de ancho ¡Para que nadie diga que no se pensaba en grande!

Aquí, en lo que se llamó en ese entonces el “Nuevo Occidente”, surgieron edificios magníficos de fachadas historicistas. Una buena parte de la burguesía local mandó construir viviendas dignas de su autoestima y dejó tras suyo, en la parte oriental, el Berlín proletarizado.

El Kudamm se hizo formalmente berlinés en 1920, cuando 7 ciudades —entre ellas Charlottenburg— fueron absorbidas por la capital de Alemania. Lo cierto es que más allá de los detalles administrativos, los berlineses ya asumían esa calle como suya desde mucho antes.

“El Kurfürstendamm es lo que Berlín llama ‘feine jejend’ (barrio chic). Donde viven los concejales, los impostores, los directores de bancos, los traficantes, las actrices y concubinas; el que vive en Kurfürstendamm, incluso si lo hace (…) en la casa del jardín, se considera una persona con clase, una persona acomodada. Y si tiene al menos una extensión telefónica, es una persona solvente. Para las personas que quieren avanzar, es necesario vivir en Kurfürstendamm.» H. Worm

Sin embargo, al Kudamm le esperaba un destino distinto. No iba a ser para siempre una calle residencial para los berlineses acomodados, sino que se convertiría en uno de los símbolos de Berlín como gran ciudad.

LA MODERNIDAD Y LA DIVERSIÓN EN EL KURFÜRSTENDAMM: EL LUNAPARK, BUFFALO BILL Y MUCHO MÁS.

En 1890, se organizó un gran espectáculo en el Kudamm. Buffalo Bill y 200 indios norteamericanos atrajeron a miles de berlineses. Un show excepcional con caballos, vaqueros y mucha acción se alojó en un terreno adaptado para espectáculos, en el que hoy se encuentran tiendas y oficinas. Fue uno de los momentos estelares del Kudamm como lugar de entretenimiento.

Poco después, se fundaba en el extremo occidental de la Avenida un parque de diversiones, el famosísimo Luna Park. En ese entonces, el más grande de Europa.

Así el Kudamm comenzó a ser visitado por las masas ansiosas de diversión. La gente llegaba desde todos los barrios de Berlín y las ciudades vecinas para recorrer el Kudamm e ir al Luna Park.

Con la llegada de los visitantes, la burguesía comenzó a retirarse a las calles aledañas y dejar las primeras plantas de los edificios para dar espacio al comercio, el entretenimiento y la gastronomía. Era más rentable y más agradable.

EL KURFÜRSTENDAMM LA MAYOR CAFETERÍA DEL MUNDO.

Donde hay gente aparecen la restauración, los cafés y el comercio. En esos años Thomas Wolf —el escritor norteamericano— hablaba del Kudamm como la mayor cafetería del mundo. Josephine Baker encantaba a los espectadores con su danza y Vladimir Nabokov escribía y daba clases de tenis en el Kudamm.

Entre los muchos locales del Kudamm, destacaba el Café de Occidente (Kaffee des Westens o KadeWe). La gente lo llamaba: “Café Delirio de Grandeza“. Allí asistían aquellos que querían que se hablara de ellos y aquellos de los que se hablaba de todas maneras. Artistas, dandis y los hijos rebeldes de la burguesía, tomaban un café y conversaban en esas mesas en las que nacería el posterior mito de los años 20 de Berlín.

Cineastas, pintores, cantantes y compositores se reunían aquí. No eran los mejores clientes, porque no tenían mucho dinero. Pero quienes querían verlos sí. El negocio floreció.

En la mesa de los compositores se reunían quienes le pusieron el sonido al Berlín de ese entonces, de Paul Lincke a Richard Strauss. Algunos de ellos escribieron varios de los himnos berlineses y muchas operetas, que estaban muy de moda en ese entonces.

Había una mesa donde los escritores expresionistas tomaban su café, en medio de discusiones sobre el futuro de la literatura y el periodismo.

También varios de los pintores de la Secesión* Berlinesa se reunían aquí revolucionando con su intercambio el mercado de arte de la época.

En resumidas cuentas: aquí nació también el Berlín moderno, liberal que florecería en los dorados años 20.


LOS LOCOS AÑOS 20: BERLÍN BAILA SOBRE UN VOLCÁN.

“En el Kurfürstendamm uno no observa prácticamente ninguna mujer que no esté pintarrajeada como un piel roja en guerra. Toda persona normal siente asco por una mujer así, el visitante del Kudamm, en cambio, está encantado”, comentaba un periodista conservador bajo el seudónimo de Enano Saltarín. Lo que observa en el Kudamm de los años 20 lo enfurece y fascina. 

El Kurfürstendamm comenzaba a ser una marca, sinónimo de modernidad y de Berlín.

La Primera Guerra Mundial significó el final del Café de Occidente, pero no del Kudamm como un lugar de reunión de la vanguardia cultural de la época.

El nuevo templo-cafetería fue el Café Románico cerca a la iglesia de la memoria.

«La sala de espera de los talentos», como lo llamó uno de los escritores más importantes de entonces, fue dónde se sentaron a conversar Berthold BrechtStefan ZweigJoseph RothElias Canetti o Billy Wilder, para mencionar a los nombres más conocidos fuera de Alemania.

El Kurfürstendamm se pobló de cines y comercios, de comida rápida y de diversión. Salas de baile y concierto atraían al público ansioso de vivir la noche berlinesa. Entre ellos el Kakadu, donde se bailaba charlestón y se escuchaba Jazz. Este local, frecuentado por prostitutas, albergaba, además, el primer restaurante vegetariano de Berlín. Una combinación que hoy en Berlín no llamaría la atención, pero que en esos años era de lo más exótica.

El Kurfürstendamm se convirtió en este tiempo en escenario de estrenos de cine, como por ejemplo del Doctor Caligary en 1920, o la película que consagró a Marlene Dietrich cómo estrella, El Ángel Azul de 1930.

“Las películas sonoras arruinan el oído y los ojos” advertían anuncios en el Kudamm, donde la gente iba a ver películas en inglés que luego se mostrarían dobladas en otros cines.

El mundo avanzaba a saltos. Los años 20 fueron un baile sobre el volcán. Al exceso de los locos años 20 le seguirían otros excesos, esta vez terribles. El Nazismo haría que el Kudamm dejase de ser lo que había sido. Por más de una década el Kurfürstendamm invernó.

EL NAZISMO Y EL KURFÜRSTENDAMM: UN ODIO MUTUO.

“En su nombre estaba enmarcado (…) cada signo de putrefacción de una sociedad en desintegración (…) el Kurfürstendamm está hoy vencido y derrotado”  Friedrich Hussong.

El Kudamm era para los conservadores y los nazis la encarnación de lo que odiaban intensamente de la Alemania que había ido surgiendo desde 1900.

En especial los locos años 20 habían causado una reacción alérgica entre quienes apoyaron después a Adolf Hitler. De todas maneras, el Kudamm siguió siendo lugar de estrenos, de compras y de restaurantes. 

Una vez los nazis se hicieron con el poder, gran parte de los intelectuales y artistas más conocidos abandonaron el país. Los gastronómicos y comerciantes judíos también se fueron al exilio: sus negocios y comercios fueron confiscados de forma sistemática a partir de 1938. 

El Kudamm dejó de ser una referencia. Hasta que la pesadilla terminó.


DE LA DEPRESIÓN A LOS TITULARES: EL RETORNO DEL KUDAMM A LAS PASARELAS.

…De la fortuna se pasa a la tragedia

y de la desgracia se vuelve a la felicidad…

Ya lo dijimos al principio, Hildergard Knef lo cantó y tenía razón. En los 50, la ciudad comenzó a resurgir de sus ruinas. De las 235 edificaciones del Kudamm de antes de la guerra tan solo 43 eran aún habitables en 1945. A pesar de ello, el 1 de junio de ese año ya se presentaba el primer espectáculo en el Kudamm y dos cines que habían sobrevivido a las bombas, comenzaron a mostrar películas.

Después comenzó la reconstrucción. Arquitectura nueva, los edificios de líneas claras, la mirada apuntando al futuro. El Kudamm volvía a ser de vanguardia, esta vez en su apariencia.

En 1957 se inauguró el Zoopalast, el cine que albergaría por décadas el festival de cine de la Berlinale. Walt Disney, Alfred Hitchcock, Sofía Loren y Federico Fellini harían que por dos semanas al año, el Kudamm volviese a ser el centro de atención del mundo.

En los 50 el Kudamm fue el símbolo más importante de la recuperación económica de la postguerra. Si uno quería ver y ser visto en Berlín Occidental, había que recorrer esta avenida. La mirada hacia un futuro, a toda vista norteamericano, no gustaba a todos. Gabriel García Márquez escribía consternado:

“El único rastro de Europa en Berlín Occidental es la chamuscada catedral con una torre despuntada por las bombas. Los norteamericanos, como los niños, tienen horror de los murciélagos. En lugar de apuntalar los pocos paredones que quedaron en pie después de la guerra y hacer con ellos una ciudad de remiendos, aplicaron un criterio más higiénico y mucho más comercial: borrón y cuenta nueva.”

EL MURO DE BERLÍN Y EL KUDAMM: LAS DÉCADAS DE LA GUERRA FRÍA.

En 1961 se construyó el Muro de Berlín. Este acto de la Guerra Fría convertiría al Kudamm, definitivamente, en el centro del Berlín liberal, de la ciudad que quedó aislada por el muro.

Mientras Berlín Occidental había convertido su bulevar en la “vitrina de occidente” la prensa comunista en Berlín Oriental hablaba de una deshonra en el corazón de Berlín, habitado por traficantes, buenos para nada, putas y especuladores”  (Berliner Zeitung).

El Kudamm ya no era lo que fue antes de la guerra, pero seguía siendo una marca. Ahora eran los comunistas los que lo odiaban, con argumentos parecidos a los que los nazis habían usado antes.

Los jóvenes berlineses lo conquistaron en los 60 y 70  con sus melenas. Las protestas estudiantiles de esos años de rebeldía recorrieron el Kudamm. El movimiento estudiantil mundial de 1968 se vivió con mucha intensidad en Berlín Occidental.

El Kurfürstendamm fue un escenario importante del conflicto intergeneracional entre quienes habían vivido la guerra y admiraban a los norteamericanos y quienes siendo más jóvenes los criticaban.

Fue aquí por donde marcharon los estudiantes en contra de la guerra de Vietnam, por la solidaridad con el llamado Tercer Mundo y fue aquí dónde se produjo el atentado que le acabo costando la vida a uno de los líderes más carismáticos de la izquierda estudiantil del 68: Rudi Dutschke.

LOS 70 Y 80 PUNKS, SHOWS ERÓTICOS Y NOSTALGIA.

En las décadas de los 70 y 80 Berlín Occidental vivió unos años oscuros de decadencia. La ciudad se había resignado a la Guerra Fría, sus habitantes se habían hecho a la idea de que ya nunca más habría una reunificación y la tarea de «vitrina de occidente» había perdido glamour.

El Kudamm de los 80 fue un reflejo de un desencanto de los jóvenes con la cultura del comercio, que era a lo que aparentemente se iba reduciendo la libertad occidental.

Alrededor de la estación del Zoológico, se reunían los adictos a la heroína. La prostitución de adolescentes y niños era imposible de ignorar. La película “Christiane F. Los niños de la estación Zoológico” retrató el ambiente en las calles alrededor del Kudamm de esos años. Berlín Occidental perdía habitantes: en el Kudamm los cines y shows porno se mezclaban con los comercios.

Los punks se reunían alrededor de la Iglesia de la Memoria, cómo dando la bienvenida a los visitantes del Kudamm.

Las cafeterías tradicionales ya eran frecuentadas tan solo por jubilados y la ciudad atraía a artistas de todo el mundo interesados en el lado oscuro.

IGGY POP, DAVID BOWIE Y TIENDAS DE DISCOS.

Estos son los años en los que en el Kudamm David Bowie destruyó con su Mercedes negro el vehículo del camello que lo había engañado. La escena fue eternizada en la canción de Bowie «Always crashing the same car» que es una de las piezas berlinesas del británico. 

En estos años la situación se podía describir de la siguiente manera:

“Desafortunadamente, el Kudamm tuvo un gran pasado y también tiene un gran futuro, pero estamos en el medio en este momento. Se está convirtiendo … Estamos desarrollando”

Tan solo en las semanas invernales de la Berlinale se volvía a adivinar el glamour del pasado. Berlín se estaba agotando, su mito se estaba borrando y de pronto todo cambió.

1989 – 1990 EL CORTO RENACIMIENTO DEL KUDAMM.

El 9 de noviembre de 1989 (caída del muro) fue sin duda una fecha singular para todo Berlín. Uno de los lugares más emblemáticos de la locura de esa noche en la que se abrió el muro fueron sin duda los 3,5 kilómetros del Kudamm.

En Berlín occidental el Kudamm había perdido brillo. Los berlineses occidentales ya no se morían de orgullo por esas fachadas, esas vitrinas, esos anuncios luminosos. Sin embargo, al otro lado del muro en Berlín Oriental, el Kurfürstendamm había ido adquiriendo cada vez más atractivo. Era el símbolo de aquello que en la parte comunista estaba prohibido.

En esa primera noche de frenesí la mayoría de los berlineses orientales que cruzaron la frontera por primera vez fueron al Kurfürstendamm. Allí celebraron una mezcla de Año Nuevo y cumpleaños abrazándose entre desconocidos, bebiendo champán, y soñando con una vida de bienestar y abundancia.

Uno de nuestros directores y guía de Vive Berlín Tours recorrió esa noche el Kudamm. Era niño y de la mano de sus padres a los que “la Wende” les cambiaría la vida, quedó fascinado con las luces de neón, con las vitrinas y con la riqueza.

El futuro fue menos brillante que las promesas de esa noche. No solo para quienes festejaban el final de un mundo, sino para el Kudamm mismo.


El entrada del KaDeW, Kudamm de Berlin.

LOS 90 Y 2000, LA CIUDAD A LA SOMBRA.

Cuando se terminó la fiesta de reunificación, Berlín se enfrentó a un reto impresionante. Integrar dos ciudades física, administrativa y emocionalmente.

Los recursos de la ciudad fluyeron a donde eran más necesarios, al este. Los inversores, maravillados por la promesa de los nuevos mercados, encandilados por las supuestas oportunidades ilimitadas, se volcaron sobre la Friedrichstrasse, la Alexanderplatz, las calles de Prenzlauerberg y Mitte. El Kudamm quedó a su suerte. 

Los berlineses occidentales le fueron fieles, pero los turistas y otros visitantes preferían las calles de Berlín Oriental, (que nosotros también te mostramos en el tour de Berlín: los dos corazones).

La zona del Kudamm se parecía más a otras ciudades del Occidente europeo, mientras que el Este de Berlín le daba al visitante una sensación de aventura, de haber abandonado lo conocido.

2010 HASTA AHORA, ¿EL INICIO DE UN RETORNO?

El proceso de «normalización» de Berlín que comenzó prácticamente el día de la caída del Muro en 1989, se aceleró a partir de los años 10 del siglo XXI.

La crisis financiera internacional significó para Berlín el desembarco masivo de capital inmobiliario que buscó refugio en la capital de Alemania. La ciudad era percibida por los inversores como un puerto seguro y además tenía fama de estar subvalorada. Desde ese entonces, los precios de vivienda se han multiplicado en Berlín y la ciudad ha atraído además a nuevas empresas y empleadores.

A la sombra de ese desarrollo, el Kudamm ha podido defender su papel de calle de compras por antonomasia; en especial la «milla de oro», con las marcas más caras y prestigiosas.  

La zona alrededor del bulevar de Berlín Occidental ha vuelto lentamente a ser un referente para hoteles (por ejemplo se abrió el Waldorf Astoria Berlín cerca al Zoológico), la gastronomía ha vivido un repunte, y cada vez más turistas y visitantes pasean el Kudamm y las calles aledañas.

Varios proyectos arquitectónicos le han cambiado la cara al área alrededor de la Iglesia de la Memoria.

El Kudamm está pasando ahora un buen momento que recuerda sus inicios como bulevar de gente acomodada. 

Estos kilómetros de comercio, restauración y ecléctica arquitectura, son una escala que como berlinés y como guía recomiendo a mis amigos y a todos los visitantes de Berlín.

¿Quieres conocer el Kudamm en persona, o los otros atractivos y lugares emblemáticos de Berlín, con todos sus detalles, anécdotas y pinceladas históricas y culturales? 

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